Consumo y conservación
La conservación y el corte del jamón ibérico son dos elementos importantes a tener en cuenta para conseguir un mayor disfrute del producto.
Las lonchas deben ser pequeñas y finas, y deben contener algo de grasa exterior, para hacer el bocado más jugoso. Los bordes deben permanecer siempre limpios, de esta manera se evitarán los sabores rancios.
La temperatura interior del jamón se encuentra en su punto óptimo cuando está entre los 23ºC y los 25ºC, por lo tanto es recomendable atemperar el jamón durante un par de días en vez de consumirlo nada más salir de la bodega. Es aconsejable también consumir el jamón a temperatura ambiente (entre 20ºC y 25ºC) para apreciar mejor su sabor.
La pieza debe guardarse en un lugar seco y con temperatura próxima a los 15ºC, hay que evitar colgarlo al aire libre. Debe estar cubierto por las cortezas de tocino sobrantes si ya ha sido empezado, de esta manera se conservará su jugosidad. Para mayor protección también se recomienda colocar encima un trapo de cocina.
El jamón ibérico hay que cortarlo en el momento previo a degustarlo, ya que cuando entra en contacto con el aire comienza a perder parte de sus cualidades.